¡Hola amigos de Sala Violeta!
¿Cómo están?
Vamos a saludarnos
" Hay un barco que se aleja..."
Hoy mamá o papá nos van a leer un cuento
Así que, busquen un lugarcito en casa donde se sientan cómodos …
El avión de papel
El avión de papel había descansado por años en una polvorienta repisa. Cierto día, alguien dejó la ventana abierta y una brisa lo levantó del estante, empujándolo hacia afuera.
Estiró sus alas en busca de un amigo, había estado mucho tiempo solo. Trepó hasta los tejados del barrio y, sin querer, rozó las campanas de la iglesia, despertando de la siesta a las palomas que dormían:
– ¿Quieren pasear conmigo?- les preguntó.
– ¡A estas horas! – contestó una- estamos descansando.
Desalentado, se alejó de esas malhumoradas, en busca de nuevos rumbos.
En los cielos de la feria se encontró con un globo:
– ¿Vamos a volar?- lo invitó.
-Es que no tengo alas, soy tan liviano que voy de un lugar a otro, pero siempre al antojo del viento.
El avión dio media vuelta y se perdió entre las nubes donde
flotaba un barrilete:
– ¿Me acompañas?
– Estoy amarrado -le explicó el barrilete, -apenas me puedo mover.
Desilusionado, el avión siguió su camino.
Al volar sobre un cañaveral, se topó con una hoja:
– ¿Viajamos juntos?- le propuso.
– Imposible, es otoño y tengo que dorar los jardines de la cuadra- dijo la hoja.
Otra vez el avión se apartó, escurriéndose en la brisa.
A lo lejos vio flamear un pañuelo y se acercó:
-¿Un pañuelo por acá?
-El viento me soltó de una cabellera, estoy perdido.
-Te invito a volar, entonces- dijo el avión.
– Mejor espero a mi dueña-, contestó el pañuelo atándose a la rama de un álamo.
El avión se alejó, resignado.
De repente, el aire se humedeció y veloces ráfagas sacudieron los cables de la luz. Con la tormenta las nubes rebalsaron y mojaron las alas del planeador, dejándolas blandas y caídas como orejas de perro. Desesperado, quiso mantenerse en vuelo, pero cayó en picada al suelo, hecho un bollo de papel.
Una señora que pasaba lo llevó a su casa y lo puso a secar. Al salir el sol, el avión remontó de nuevo, levantando la trompa.
Voló sobre las terrazas esquivando las chimeneas hasta que en un huequito de cielo pudo ver allá abajo la Plaza de los Jazmines. Aterrizó al pie de un arbusto; se acercó un niño y le preguntó:
-¿Querés volar conmigo?
El avión se quedó mudo.
El niño le tendió la mano, le desplegó las alas y jugaron juntos toda la tarde en la plaza.
Y Colorín colorado… este cuento se ha terminado.
Ahora vamos a hacer nuestro propio avioncito ¡Pero lo vamos a hacer juntos en nuestro encuentro de zoom!
Nos encontramos hoy a la tarde
Materiales:
✈ Tubo de cartón, puede ser de cocina o de papel higiénico.
✈ Plasticola
✈ Tiras de papel de colores
Hasta mañana
Los queremos
Las Seños Noe y Juli
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